- Mi amor, pero yo soy virgen. No sé qué tengo que hacer.
- No te preocupes. Mira, tu oyito es la cárcel y mi pizarrín es el preso, así que tenemos que meter al preso en la cárcel.
Después del primero, el tipo se queda bastante relajado mientras la chica está descansando en su pecho. Al cabo de quince minutos ella le dice:
- Mi amor, cosita linda, gordito sexy, el preso anda suelto, hay que meterlo a la cárcel.
El tipo se pone duro de nuevo, entonces se le trepa encima a la chica y se avienta otro. Al terminar se queda dormido. Al cabo de otros quince minutos la chica le dice:
- Mi vida, mi cielo, mi corazón, el preso anda aún suelto. Hay que meterlo a la cárcel.
El tipo se despierta y haciendo un esfuerzo sobrehumano le avienta otro palo. Al terminar se queda profundamente cansado y dormido. Al cabo de otros quince minutos la chica lo despierta y le dice:
- Mi amor, máquina sensual, mi súper gordito sensual, el preso sigue suelto. Hay que meterlo a la cárcel de nuevo.
- ¡Con una chingada! ¡Ni que fuera cadena perpétua!
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