Llega el patrón a la casa y ve a María, su apetecible sirvienta
lavando los trastes. Se le acerca por atrás y empieza a acariciarle las
caderas mientras se le repega en las nalgas y trata de besarle el
cuello.
- ¡Tese sosiego, patrón, que nos puede ver la siñora!
- Ándale, María. Déjate coger.
- ¡No, patrón! No mi haga nada, no ve que no esta güeno que hágamos eso...
- Ándale, María. Te daré lo que quieras.
- Pos siendo asina, tonces quero una flor...
- ¿Una flor? ¿Qué clase de flor quieres?
- Una flor explore como la di la patrona.
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