martes, 22 de octubre de 2019

Granja avícola

Joaquín, dueño de una granja avícola estaba todo preocupado cuando llega su amigo Manuel y le pregunta:

- Qué onda, Joaquín. ¿Cómo te va con la granja avícola?
- No, pues la voy a vender. No es negocio.
- ¿No es negocio? ¿En estos tiempos? ¿Con lo caro que está el huevo?
- No, pues es que mis gallinas están enmañanadas. Ponen el huevo y se lo tragan. Nada más me cuestan, no me dejan utilidad.
- Pues quítales la maña.
- No, pos cuando las desenmañas.
- Mira, ponles un huevo de plomo. Así, cuando la gallinita quiera picotearlo para comérselo, se va a lastimar el pico y se les quita la costumbre.
- ¡Oye, que buena idea! ¿Y dónde consigo huevos de plomo?
- Pues con el fierrero Don Julio. Vamos, yo te acompaño.


Agarran la camioneta y llegan a donde estaba el viejito fierrero. Estaba sentado en su silla cuando llegan éstos dos, así que empieza a levantarse pesadamente, cuando los dos le preguntan:

- Oiga, Don Julio, ¿tiene huevos de plomo?
- ¡Son reumas, hijo de tu chingada madre!

No hay comentarios:

Publicar un comentario