Llega una señora de unos cuarenta años a tramitar una cuenta de
banco. El ejecutivo de cuenta le pregunta, para efecto de los
beneficiarios en caso de accidente:
- Señora, ¿usted tiene hijos?
- Sí. Tengo siete.
- ¿Y cómo se llaman?
- Manuel, Manuel, Manuel, Manuel, Manuel, Manuel y Manuel.
- ¡Ah, caray! ¿Y cómo le hace cuando quiere que entren a su casa?
- Pues muy simple. Les grito ¡Manuel! y todos entran.
- ¿Y para la comida?
- Igual. Les grito "¡MANUEL!" y todos se sientan a la mesa.
- ¿Y cuando quiere hablar con uno solo de ellos?
- Le hablo por su apellido.
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