- Amor, ten cuidado por favor. Golpea bien la pelota y con tino, no le vayas a dar a alguna ventana y nos salga en un ojo de la cara.
Justo después de decir eso la esposa le pega a la pelota de golf, con tan mala suerte que la pelota va a dar hacia una casa lujosísima, rompiendo un ventanal de la sala.
- ¡Ya ves! ¡Lo primero que te dije y lo primero que haces! ¡Vamos a ver al dueño, a ver en cuanto va a salir tu chistecito!
Al llegar a la casa se asoman por la ventana rota y, efectivamente. En el piso hay miles de trozos de vidrio y los pedazos de una vieja botella de vidrio verde.
Un hombre moreno, alto, guapo, vestido con una bata de seda verde se les acerca y les dice:
- ¿Ustedes fueron quienes rompieron la ventana y la botella?
- Sí, dice el esposo. Bueno, en realidad fue mi esposa, pero venimos a ver cuanto nos va a cobrar para repararle este daño.
El tipo mira a la hermosísima mujer y le dice:
- En realidad me han hecho un favor. Yo soy un genio y esa botella que rompieron ha sido mi prisión por los últimos trescientos años. De manera que les concederé dos deseos de los tres que normalmente concedo. Dos para ustedes y el tercero para mi. ¿Están de acuerdo?
- ¡Claro! dice el esposo. Y como fue culpa de esta pendeja, los dos deseos serán solo para mi.
- Muy bien. ¿Qué es lo qué deseas?
- Mi primer deseo es recibir un millón de dólares cada mes, hasta el fin de mi vida.
- Concedido. A partir de mañana te aparecerán depositados en tu banco cada mes.
- El segundo es tener una mansión en cada país del mundo.
- Concedido. Ahora me toca a mí mi deseo. He estado 300 años encerrado y mi deseo es hacerle el amor a tu mujer toda la noche. ¿Estás de acuerdo?
El tipo se pone a pensar que una noche, a cambio de tanta riqueza es nada, así que acepta. Deja a su esposa en la casa con el genio y se retira de ahí. Al llevar a la mujer a su alcoba el tipo le dice a la hermosa mujer:
- ¿Qué edad tiene tu esposo?
- 35
- ¿Y a los 35 años aún sigue creyendo en genios?
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