Pasaba gritando "¡Hueeeevosss! ¡Hueevoooos!" Entonces decide probar suerte en la Iglesia, en plena misa. Entra y empieza a gritar:
- ¡¡¡¡Hueeeeevooooos!!! ¡¡¡A quince el kiloooo!!!
El sacerdote, enojado porque Pepito interrumpe la ceremonia grita:
- ¡¡Saquen al mocoso ése de los huevos!!
Y Pepito responde:
- ¡No, padre! ¡Mejor de las orejas, pero de los huevos no!
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