- Madre superiora, estoy embarazada.
- Hija mía, te irás del convento por dos años. Luego regresas.
Al día siguiente otra monja se acerca a la Madre superiora y le dice:
- Madre superiora, estoy embarazada.
- Ay, hija. Te irás del convento por dos años y luego regresas.
Al tercer día otra monja llega y le dice lo mismo. La madre superiora la despide por dos años. Al cuarto día las convoca a todas en solemne reunión y les dice:
- Hijas mías, tendré que ausentarme por dos años. ¡Pero, cuando regrese y averigüe quien es el qué está poniéndole semen a las velas, ya verán!
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