En
la granja, la gallina estaba muy contenta. Odiaba al puerco y siempre
que podía lo molestaba. El cerdo, tranquilo, ni caso le hacía, hasta que
un día llegó la gallina muy contenta y le dijo:
- ¡Mañana te van a chingar, pinche puerco! ¡Ja ja ja!
- ¿Por qué dices eso, pinche gallina?
- Porque escuché al amo decir: "Mañana le damos chicharrón a la gallina"
- ¡Mañana te van a chingar, pinche puerco! ¡Ja ja ja!
- ¿Por qué dices eso, pinche gallina?
- Porque escuché al amo decir: "Mañana le damos chicharrón a la gallina"
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