- Todos los días lo mismo. La misma casa de putas... Las mismas putas... Los mismos clientes... La misma rutina de siempre...
Al día siguiente igual. Le llevan su comida y dice:
- Todos los días lo mismo. La misma casa de putas... Las mismas putas... Los mismos clientes... La misma rutina de siempre...
Finalmente se cansa de él y se lo regala a las monjas del convento. La madre superiora va feliz a mostrarles el perico a las demás monjitas. Cuando descubren la jaula el periquito se queda todo admirado y empieza a decir:
- ¡Ah, chingá! Nueva casa... Nuevas putas... Hola Padrecito...
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